Los hinchas coparon “Ciudad Maravillosa” de cara al sábado, cuando el conjunto “xeneize” enfrentará a Fluminense en el estadio Maracaná por la Copa Libertadores.
En clima de fiesta futbolera y a la vez de alta tensión por una nueva represión policial, miles de hinchas de Boca Juniors colmaron durante la mañana y el mediodía de este viernes un sector de la playa de Copacabana, en Río de Janeiro, en una movilización sin precedentes a la “Ciudad Maravillosa” de cara a la final de este sábado ante Fluminense en el estadio Maracaná en busca de la séptima Copa Libertadores.
“Boca es una fiesta y tenemos que defender esto que está pasando acá. Anoche nos sacaron con gases lacrimógenos”, dijo Gabriel Granato, que llegó desde Salta y para mantenerse en Río de Janeiro vende —por 30 reales— gorras de Boca Juniors fabricadas en el polo textil de la ciudad de Curitiba, en el estadio brasilero de Paraná.
Después de la noche de terror del jueves, tras una emboscada de parte de la hinchada organizada Young Flu y la represión de la Policía militarizada de Río de Janeiro, los hinchas de Boca llegaron en forma masiva a Copacabana, cuyas arenas están custodiadas por agentes en cuatriciclos que vigilan la orilla.
En el otro punto de la ciudad, en la zona norte, ómnibus con miembros de la barra brava de Boca llegaron a un bar en el barrio de Sao Januario, en la zona norte de Río, en las inmediaciones de la hinchada del Vasco da Gama.
Los hinchas en Copacabana estaban en alerta ante una nueva invasión de los hinchas de Fluminense, como ocurrió el jueves en la Fanzone que la Conmebol montó en la arena y que fue cerrada por cuestiones de seguridad.
A medida que avanzan las horas, los hinchas de Fluminense también están poblando parte de Copacabana, siendo que son locales.
Parte de la hinchada de Boca está parando en los bares de playa llamados “quiosques” en el entorno del bar Buenos Aires, que está decorado con una fotografía de Lionel Messi levantando la Copa del Mundo en Qatar 2022.
La preparación del banderazo mezclaba mate, fernet y caipirinhas artesanales vendidas por voluntarios brasileros de Flamengo y Vasco da Gama que se sumaron a “torcer” contra el Fluminense.
El gobierno de Río de Janeiro dispuso 7.400 policías en la ciudad para participar el fin de semana de la operación para el partido, aunque se encuentra bajo revisión el plan de llegada de los hinchas al estadio.
Tampoco se aseguró una pantalla gigante para los hinchas de Boca en el Sambódromo, como una forma de descomprimir durante la hora del partido a la playa de Copacabana, donde los redoblantes y el bombo y las camisetas azules y amarillas dominaron toda la jornada a la espera del banderazo por la séptima.
El Diario de la República