Denuncian que las disposiciones del DNU de Javier Milei en torno a esta actividad “consideran al medicamento como un bien de consumo, cuando en realidad es un bien social para la salud”.
Más de 200 profesionales de todas las entidades farmacéuticas a nivel nacional se movilizaron este viernes frente a Tribunales acompañando un amparo presentado a la justicia para exigir que se “ponga un freno” al DNU 70/2023 por los riesgos que implicaría a la salud de la población la legalización de la venta libre de medicamentos, la ausencia de los especialistas en su dispensa y el fomento de la automedicación, entre otros.
Al grito de “No al DNU, cuidamos su salud”, los trabajadores de la farmacia concentraron en la Plaza Lavalle y dieron una vuelta al Palacio de Justicia sosteniendo carteles con distintas consignas como “La salud siempre por encima de los negocios”, “No hay medicamentos seguros sin farmacéuticos”, y una gran pancarta que rezaba: “En defensa del modelo sanitario de farmacia”.
“Los peligros que presenta el DNU son muchos. Si los medicamentos se pueden vender en cualquier lado, se pierde el control sobre ellos. Hoy tienen una cierta trazabilidad dentro de la cadena donde en cada una de las etapas hay un farmecéutico que se hace cargo de todo, es decir sin eso, ya no habrá ningún responsable“, explicó a Página12 el presidente de la Confederación Farmacéutica Argentina (COFA), Ricardo Pesenti.
No hay medicamentos inocuos
El farmacéutico recordó: “Cuando pasó eso en Argentina, en los noventa, hubo falsificación, producto ilegítimo, mal conservado, mal aconsejado, y eso impacta realmente en la salud de la gente. No hay medicamentos inocuos, todos tienen un principio adictivo y contraindicaciones“.
Otro riesgo que enumeró fue la farmacia sin farmacéutico: “En el país, los pacientes lo ven entre 5 y 7 veces más que al médico. Que toda esa gente no tenga a quién consultar va a hacer que colapse el sistema“.
En ese sentido, “el trabajo del farmacéutico se ve totalmente soslayado, no se nos tiene en cuenta como profesionales de la salud y hemos sido preparados para eso en una carrera de siete años. Es el único personal de salud distribuido a lo largo y ancho del país: en la mayoría de los pueblos hay cura y farmacéutico, a veces ni médico. Estamos dejando a esa población también vulnerable”.
Con este amparo, “le pedimos a la justicia que ponga un freno a esto. El DNU viola el federalismo de las provincias, las competencias no delegadas, el ejercicio de la profesión farmacéutica, el derecho a la salud de la gente, incluidas algunas cuestiones del circuito y trazabilidad, disposiciones y buenas prácticas de los medicamentos del Mercosur”.
Por otro lado, afirmó que la venta libre de medicamentos “beneficia a grandes grupos económicos y cadenas de farmacias”. El profesional apuntó que en los países con este grado de desregulación “se han quedado el mercado farmacéutico entre tres o cuatro cadenas, que se ponen de acuerdo con los precios y los suben en vez de bajarlos, desaparece toda la distribución racional de farmacias y la de droguerías, así como todos los laboratorios de origen nacional”.
Esto último tiene que ver con el artículo del DNU que decreta la eliminación de la Agencia Nacional de Laboratorios Públicos (ANLAP), que desalienta la producción pública de medicamentos y su relación con la investigación nacional y pública, crucial para el desarrollo del área.
Medicalización y consumo innecesario
Otro de los favorecidos del decreto, tal como le indicó a este diario Rubén Sajem, director del Centro de Profesionales Farmacéuticos Argentinos (Ceprofar), son las cámaras de laboratorios productores “que han operado siempre para vender sin control y ganar lo más posible. De esta forma, se induce a la medicalización de la sociedad, la automedicación, el consumo innecesario, pero ellos van al número de unidades vendidas”.
El directivo, además, considera que “la farmacia argentina es una de las mejores del mundo, por la cantidad de establecimientos, por la presencia del profesional, por las leyes que la regulan. Con el DNU se pierde lo que se ha tardado muchos años en alcanzar y la farmacia se convierte en un simple stand de venta de medicamentos”.
Por su parte, se hicieron presentes en la movilización aquellos farmacéuticos en relación de dependencia, que no son propietarios de un establecimiento, así como directores técnicos o auxiliares de droguerías, representados por el Colegio de Farmacéuticos de la Provincia de Buenos Aires.
En diálogo con este medio, la vocal primera de la entidad, Manuela Monteiro, afirmó: “El medicamento tiene que estar en manos del farmacéutico. Nosotros somos los que hemos estudiado para esto, quienes aseguramos que se cumpla con la normativa, la calidad y la seguridad. La venta libre no deja de ser riesgosa para la población, porque las personas no conocen cuales son las interacciones entre los medicamentos. El consumo no es inocuo, tiene efectos en la salud, puede generar una toxicidad incluso un envenenamiento”.
“Lo que se está planteando es inaudito, no tiene sentido común. ¿Por qué correr al farmacéutico? Porque es el punto de control. Ellos consideran al medicamento como un bien de consumo, cuando en realidad es un bien social para la salud”, concluyó la especialista.
Página 12